- Los cambios hormonales durante la perimenopausia y la menopausia pueden impactar las relaciones con tus hijos.
- Saber cómo abordar el tema con tu familia puede resultar complicado.
- Un enfoque honesto, con lenguaje apropiado para su edad, puede ayudar a que tus hijos comprendan lo que estás viviendo.
La perimenopausia y la menopausia pueden ser etapas de grandes cambios, con síntomas que varían tanto en intensidad como en duración.
Lo más probable es que esto no te afecte solo a ti—las personas que te rodean, incluidos tus hijos, probablemente noten ciertos cambios.
Es posible que te sientas especialmente cansada, ansiosa o irritable, y que la paciencia en casa esté al límite. Entonces, ¿cuánto deberías compartir con tus hijos sobre lo que estás viviendo con estos cambios hormonales? ¿Y cómo hacerlo?
¿Debería contarles a mis hijos que estoy atravesando la menopausia?
A menos que sean muy pequeños, hablar con tus hijos sobre lo que estás experimentando en la perimenopausia o menopausia suele ser una buena idea.
Es importante que empecemos a hablar más sobre los cambios hormonales. De hecho, ya está comenzando a normalizarse el diálogo sobre la menstruación, la perimenopausia y la menopausia. Es un avance que podamos expresarnos con más libertad sobre estos temas, ya que eso aumenta las posibilidades de obtener el apoyo y la comprensión que necesitamos. Nuestros hijos también deben formar parte de estas conversaciones. Se trata de romper el tabú.
Conversaciones sobre la menopausia según la edad
¿Cómo se puede abordar el tema de forma efectiva?
La información debe adaptarse a su edad, ya que esto influye mucho en cuánto pueden comprender. Asegurarte de que tus hijos conozcan el nombre correcto de las partes de su cuerpo, incluidas las zonas íntimas, puede ayudar a tener conversaciones más naturales sobre lo que ocurre en las distintas etapas de la vida.
Quizás no quieras hablar de tu menopausia si son muy pequeños para entenderlo, pero enseñarles el vocabulario adecuado ya es un buen comienzo. Así, cuando llegue el momento, podrán entenderte y tener las palabras necesarias para hablar del tema.
“Empieza con información muy simple y en pequeñas dosis, para que puedan entenderla con claridad. Siempre sé honesta en lo que les compartas.”
Cuando estés conversando con ellos sobre la pubertad, puede ser una buena oportunidad para mencionar qué ocurre en el otro extremo de la vida reproductiva de la mujer.
“Menciona que hay un momento en el que esas hormonas empiezan a disminuir, y que eso es lo que te está pasando a ti.”
Comprender el impacto de las hormonas
Hablar del poder de nuestras hormonas y del impacto que tienen en nuestras vidas es un enfoque valioso.
“Ayudemos a nuestros hijos a entender los cambios hormonales y cómo influyen en nuestro cuerpo y emociones,” dice la Dra. Louise.
“Explícales que, a lo largo de la vida de una mujer, los cambios hormonales pueden generar síntomas diferentes: desde el síndrome premenstrual o la depresión posparto, hasta los síntomas de la perimenopausia y la menopausia.”
Mejorar el conocimiento de nuestros hijos (y el nuestro) sobre estos procesos es una herramienta de empoderamiento. Les ayuda a comprender sus propios cambios, y la importancia de buscar apoyo cuando lo necesiten—ahora y en el futuro.
Destacar que existen soluciones positivas
Aunque la experiencia de la menopausia es única para cada mujer, muchas enfrentan desafíos importantes.
Estos cambios pueden afectar múltiples áreas de la vida, incluyendo el trabajo y el hogar. Compartir esto con tus hijos puede ayudarles a entender por qué quizás no estás actuando como de costumbre.
“Anímalos a consultar a profesionales de salud si ellos también tienen dificultades hormonales, y muéstrales que tú también lo haces. Eso refuerza la importancia de recibir orientación médica actualizada y personalizada.”
Cuando la pubertad y la menopausia coinciden
En algunos hogares, los hijos comienzan la pubertad justo cuando su madre está atravesando la perimenopausia o la menopausia, lo que puede dar lugar a una combinación compleja de cambios hormonales.
En estos casos, la apertura y la comunicación son aún más importantes y beneficiosas. Puede ser una etapa difícil para toda la familia.
“Entender por qué nos sentimos más irritables o cansados—tanto nosotros como nuestros hijos—es fundamental. Mantener el respeto mutuo, incluso cuando hay falta de sueño, malestar o emociones intensas, es clave para atravesar este momento con conexión y empatía.”